GUIA DE POLINESIA

Situación Geográfica

Tahití y sus islas se extienden sobre un territorio marítimo de 4 millones de km2, superficie equivalente a la de Europa. Sus tierras emergidas y repartidas en 118 islas ocupan una superficie de 4.000 km2. La isla de Tahití, en el archipiélago de la Sociedad, se encuentra a 17°32 de latitud Sur y 149°34 de longitud Oeste, y está situada entre California (a 6.200 km.) y Australia (a 5.700 km.). De Tokio le separan 8.800 km. y 7.500 de Santiago de Chile. Todos estos puntos son puentes de entrada a las islas. De la metrópoli, Francia, están a 17.100 km.

Las 118 suntuosas islas se esparcen en cinco archipiélagos distantes y con caracteres muy diferentes. Sus habitantes adaptan el siglo XXI a los ritmos ancestrales del océano y del sol. El archipiélago más conocido es el de la Sociedad, constituido por las Islas de Barlovento y Sotavento. Es un conjunto de islas tropicales montañosas que están rodeadas por lagunas marinas y tienen nombres tan sonoros como Moorea, Huahine, Raiatea, Tahaa, Bora Bora y Maupiti. La principal es Tahití, la más grande de todo el conjunto, con Papeete como capital administrativa.

En las Islas Tuamotu encontramos atolones coralinos con más de 400 grupos de islotes y playas de ensueño, y los más viajeros pueden explorar las Islas Marquesas, su escarpado interior e imponentes cascadas, y las Islas Australes, donde ver de cerca a las ballenas jorobadas. Las Gambier son las más remotas de Tahití y sus islas.


Historía

la Polinesia Francesa no estaban oficialmente unidos hasta el establecimiento del protectorado francés en 1889. La primera de estas islas que fue habitada por aborígenes polinesios fueron las Islas Marquesas en el año 300 y el archipiélago de la Sociedad en el año 800. Los polinesios fueron organizados en cacicazgos dispersos.

Los contactos con europeos comenzaron en 1521 cuando el explorador portugués Fernando de Magallanes al servicio de España avista Pukapuka en el Archipiélago de Tuamotu. En 1595 el español Álvaro de Mendaña descubre y bautiza el archipiélago de Las Marquesas. El portugués, Pedro Fernández de Quirós arribará a las Tuamotu en 1605. El holandés Jakob Roggeveen se encontró con Bora Bora en la Islas de la Sociedad en 1722, y el explorador británico Samuel Wallis visitó Tahití en 1767. El explorador francés Louis Antoine de Bougainville visitó Tahití en 1768, mientras que el explorador británico James Cook la visitó en 1769. Las misiones cristianas comenzaron con los sacerdotes españoles que se quedaron en Tahití a partir de 1774; los cristianos protestantes de la Sociedad Misionera de Londres se establecieron definitivamente en la Polinesia en 1797.

El rey Pomare II de Tahití se vio obligado a huir a Moorea en 1803, él y sus súbditos se convirtieron al protestantismo en 1812. Los misioneros católicos franceses llegaron a Tahití en 1834; su expulsión en 1836 causó que Francia enviara un buque de guerra en 1838. En 1842, Tahití y Tahuata fueron declaradas un protectorado francés, para permitir que los misioneros católicos trabajaran sin ser molestados. La capital de la localidad fue fundada en 1843. En 1880, Francia se anexionó Tahití, cambiando su estatus de un protectorado al de una colonia.

En la década de 1880, Francia reclamó el Archipiélago de Tuamotu, que perteneció a la dinastía Pomaré, sin anexarlo formalmente. Tras haber declarado un protectorado sobre Tahuatu en 1842, los franceses consideraron a todas las islas Marquesas como francesas. En 1885, Francia nombró a un gobernador y estableció un consejo general, dándole una adecuada administración de colonia. Las islas de Rurutu y Rimatara estuvieron bajo presión para estar bajo protección británica en 1888 sin éxito, por lo que en 1889 fueron anexadas por Francia. Los sellos de correos emitidos originalmente en la colonia datan de 1892. El nombre oficial de primera de la colonia fue Établissements de l'Océanie (Asentamientos en Oceanía); en 1903 el Consejo General se cambió a un consejo consultivo y el nombre de la colonia fue cambiado a Établissements français de l'Océanie (Asentamientos franceses en Oceanía).

En 1940 el gobierno de la Polinesia Francesa reconoce las Fuerzas de la Francia Libre y muchos polinesios sirven en la Segunda Guerra Mundial. El Gabinete Imperial Konoe en Japón el 16 de septiembre de 1940 (Desconocido por los franceses y polinesios), incluyeron la Polinesia Francesa entre los muchos territorios que se convertirían en las posesiones japonesas en el mundo de la posguerra - aunque en el curso de la guerra en el Pacífico los japoneses no fueron capaces de lanzar una invasión real de las islas francesas.

En 1946, a los polinesios se les concedió la ciudadanía francesa y la situación de las islas fue cambiada a un territorio de ultramar, el nombre de las islas fue cambiado en 1957 a Polynésie Française (Polinesia Francesa). En 1962, el cercano polígono de ensayos nucleares de Argelia, no pudo seguir siendo usado por la independencia de esa colonia y el atolón de Mururoa en el archipiélago de Tuamotu fue seleccionado como el sitio de pruebas de los nuevas ensayos que se realizaron bajo tierra después de 1974. En 1977, a la Polinesia Francesa se concedió la autonomía interna parcial, en 1984, se amplió la autonomía. La Polinesia francesa se terminó de convertir en una colectividad de ultramar de Francia en 2004.

Tradiciones y costumbres

Los polinesios disfrutan mucho de reunirse en grupo, para bailar, orar y cantar. La vida cotidiana consta de numerosas reuniones, alegres fiestas los viernes por la noche y las asistencias de los domingos a misa.

El tamure es la danza tradicional y la música contemporánea es la kaina porinetia, que se baila por todos los pobladores. Sus bailes tienen una carga erótica y provocativa. Cuando los misioneros llegaron a Polinesia, estos bailes los dejaron muy sorprendidos, especialmente el timorodee y el baile en pareja upaupa.Su vestimenta destaca por ser de colores vibrantes y acompañada de un accesorio típico, el collar de flores entrelazadas.

Entre las manifestaciones de artesanía local destacan los tejidos de pandanus para fabricar manteles, bolsos y sombreros. Se realizan con las hojas de pandanos que son árboles grandes y delgados que crecen a la orilla del mar. Las tifaifai son sábanas de colores brillantes que se elaboran en algunas islas y es tradición regalarlas como símbolo de bienvenida y regalo de bodas.

Es muy tradicional en la región que se use el monoe, una fragancia que es una mezcla de aceite de coco y flores. El saludo de bienvenida es un beso en la mejilla. La manera de vestir es relajada por lo que no hay estándares de vestimenta ni en los lugares de moda. Antes de ingresar a un hogar polinesio es regla quitarse los zapatos en la entrada. Puede que a la hora de la comida no le ofrezcan cubiertos pues algunos platos se comen a mano A diferencia de muchos lugares en el mundo, no se hacen diferencias de acuerdo al sexo, tanto hombres como mujeres son tratados de la misma manera y en igualdad de condiciones.

Gastronomia

El exotismo de estas islas se refleja también en su gastronomía. El plato nacional es el E ia ota o Poisson cru, atún crudo que se marina con lima y se añade leche de coco, verduras y camarones de agua dulce. En el completísimo ma a tinito se mezcla carne con pasta, judías rojas y espinacas. Los días de fiestas, en el llamado ahima a, un agujero en el suelo, se calientan piedras sobre las que se ponen los alimentos envueltos en hojas de coco, se cubre todo ello y se deja cocer. El dulce típico es el Poe, un budín de frutas. Los cócteles son también a base de frutas, destacan el Maitai (con ron) y el Maeva (sin alcohol).


Lugares de Interés

Tahiti la isla reina.

Tahití es el corazón palpitante de los Mares del Sur. Es la puerta de entrada del territorio con el aeropuerto de Tahití Faa’a, además del centro administrativo con Papeete, la capital del país, y el pulmón económico con el puerto, las empresas y los comercios.

En el centro de la ciudad, el mercado de Papeete constituye una parada ineludible para cualquiera que visite la capital. Ofrece una amplia variedad de frutas, verduras y pescado fresco de las islas, así como una atractiva y colorida selección de objetos artesanales.

Pero Tahití es muchísimo más que Papeete: posee valles majestuosos que caen hasta fundirse con la laguna, sitios arqueológicos de alto interés, bellos montes volcánicos de puntas aceradas como Aorai y Orohena. También ofrece un abanico infinito de actividades al aire libre y rutas, así como eventos culturales y deportivos. Algunos hoteles organizan magníficos espectáculos de baile tradicional.

Tahití Iti, unida a Tahití a través de un itsmo, brinda algunos de los más bellos paseos que se puedan hacer en Tahití y sus islas, en especial la caminata que lleva hasta el Pari, sitio grandioso y totalmente salvaje, y por supuesto, a Teahupo’o, una de las playas más famosas entre los amantes del surf de todo el mundo.

6 razones por las que visitar Tahití

Exuberancia natural. Cascadas imponentes, sitios arqueológicos, relieves y magníficos puntos panorámicos.

Numerosas actividades. Excursiones ecuestres o pedestres, tours en el centro de la isla en 4x4, canyoning en las formaciones de lava o snorkeling en la laguna son algunas de las actividades que descubren al visitante el rico mundo de Tahití.

Ambiente y diversión. La capital, Papeete, es el corazón pulsante de la isla. El gran mercado de la capital de Papeete es el lugar más auténtico de la ciudad, donde disfrutar de los colores y sabores locales. Goza de una vibrante vida nocturna: bares, discotecas y locales con coloridos espectáculos.

Restaurantes típicos. La plaza Vaiete es punto de encuentro de roulottes-restaurantes, muy populares. Ofrecen snacks y comida tahitiana a precios asequibles.

En la cresta de la ola. Tahití es un paraíso para los surfistas La mítica ola de Teahupoo acoge cada año la competición internacional de surf Billabong Pro en mayo.

Acontecimientos únicos. El gran festival Heiva i Tahiti cada año en julio, exposiciones de artesanía y el Festival Internacional FIFO de film documental de Oceanía.

Moorea La isla mágica

Moorea, sugestiva y salvaje, es la isla hermana de Tahití. La historia narra que el guerrero Pai arremetió contra ella con su lanza en una batalla con el dios Hito. Pero esta lanza que falló el blanco golpeó y traspasó una montaña de la isla, que desde entonces se llamó Mou’a Puta, es decir “la montaña agujereada”. Reino importante de la familia real del Pomare, fue el centro principal en el que nació y se desarrolló el protestantismo. Aquí se publicó la primera Biblia en tahitiano en el siglo XIX.

La isla se alza hacia el cielo con montañas volcánicas cubiertas por el verde aterciopelado de los cocoteros, de las palmas y de las plantaciones de piñas. Paisajes e historia no son las únicas cualidades de la isla, que es conocida también por la tranquila dulzura de la vida, sus piñas exquisitas, sus espléndidas playas blancas y la variedad de sus corales y criaturas submarinas.

6 razones por las que visitar Moorea

Una isla auténtica, bien comunicada. En medio de un ambiente natural preservado y una modo de vida que concilia el modernismo y la tradición, Moorea es fácilmente accesible por aire (a 10 minutos de vuelo de Tahití) y mar (a 30 minutos en ferry) con servicios puntuales y regulares.

La montaña agujereada. Moorea está dominada por el mítico Mou’a Puta, traspasada por la lanza del guerrero Pai en su batalla contra el dios Hito.

Aventuras en el interior de la isla. Caminatas y escalada a las cimas, excursiones a las cascadas y descubrimiento de los valles y de las suntuosas bahías de Opunohu y de Cook.

Excursiones con sabor. Excursiones en 4x4 entre plantaciones de piñas y otros campos de cultivo de frutas y árboles exóticos, con parada para degustar productos locales.

Nadar entre delfines. Rutas ecológicas de la mano de los especialistas del Moorea Dolphin Center para descubrir estos fantásticos mamíferos marinos.

Tiki Theatre Village. Zambullido en las tradiciones y en la cultura tahitiana en una aldea típica que reproduce detalladamente las formas de vida de antaño.

Bora Bora la perla del pacifico

La primera sensación que se impregna en nuestra retina al aterrizar sobre el motu del aeropuerto de Bora Bora, situada a 270 km desde Tahití, es que tiene la laguna más hermosa del mundo. El buceo en estas aguas limpias y cálidas es una experiencia sublime, entre miles de peces multicolores que se divierten rozando,

Bora Bora es una joya posada en el azul del Pacífico, una isla romántica en cuyo seno cada hotel supo crear un paraíso privado para acoger a las parejas en su luna de miel. Los exclusivos bungalows son remansos de intimidad, perfectos miradores desde donde observar el atardecer reflejado en el monte Otemanu y la caída del sol en la inmensidad del horizonte oceánico.

6 razones por las que visitar Bora Bora

Los esplendores de la laguna. Bora Bora es una isla volcánica que surge sobre una de las lagunas más hermosas del mundo. Numerosos islotes paradisíacos emergen de sus transparentes aguas.

La isla romántica. Bora Bora es la isla romántica por antonomasia para las parejas en luna de miel. Aquí pueden celebrar una boda tradicional tahitiana, no reconocida legalmente, pero igualmente mágica.

El desayuno llega en canoa. Los bungalows sobre las turquesas aguas de la laguna ofrecen un servicio de hostelería impecable. Lo mejor: el desayuno que llega a bordo de una piragua.

Lagoonarium. En el mayor acuario al aire libre de Tahití y sus islas se puede acariciar a las mantas gigantes y admirar la infinidad de peces que pueblan sus ecosistemas, también seguir sus fantásticas evoluciones.

Hawaiki Nui Va’a. Bora Bora constituye la última etapa de la competición de piraguas más importante del Pacífico Sur, Hawaiki Nui Va’a, celebrada todos los años en octubre.

Una gastronomía refinada. Mezcla de platos franceses e internacionales y las especialidades tahitianas, al ritmo hechizado de cantos y danzas tradicionales.

Huanhine El jardín secreto

Es Huahine, sin duda alguna, la isla más sensual de todas. A 30 minutos escasos de vuelo desde Tahití, es un destino perfecto para el que busca tranquilidad.

La isla es un concentrado de las bellezas que encontramos en los cinco archipiélagos tahitianos, está adornada de playas de arena blanca, islotes coralinos desiertos posados sobre una laguna de un azul luminoso y montes frondosos.

Descubrir Huahine es dejarse seducir por su encanto, que se debe también a su riqueza arqueológica, al ritmo de vida lento y a secretos mágicos como las sorprendentes anguilas sagradas de ojos azules o los antiguos viveros de peces construidos por los ancianos a partir de bloques de coral.

6 razones por las que visitar Huahine

Jardines del Edén. No hay que perderse una visita al Ariiura Garden Paradise, el jardín de plantas medicinales polinesias, y al Eden Parc, donde admirar árboles provenientes de todo el mundo y saborear especialidades tropicales y deliciosos zumos de fruta.

Un pasado legendario. En la zona de Maeva se pueden hacer excursiones para descubrir los restos arqueológicos más antiguos y amplios de Tahití y sus islas, en medio de paisajes místicos modelados por mitos y leyendas.

Las mejores olas. En Huahine se pueden surfear las olas más bonitas de las islas. Especialmente en las playas de Fare y Fitii, al norte, y Parea en el sur.

El mayor desafío deportivo. Es el punto de partida de la mayor carrera de piraguas del sur del Pacífico, la Hawaiki Nui Va’a de finales de octubre.

Refinados hoteles y encantadoras pensiones familiares. Una variedad de establecimientos hoteleros cultivan la autenticidad intacta y embrujante de Huahine.


Información Práctica

Aduana y Documentación. Es indispensable llevar el pasaporte electrónico con fotografía digitalizada, con vigencia de al menos 6 meses posteriores a la fecha de retorno. Los ciudadanos de la Union Europea no necesitan visado para estancias de hasta 3 meses.

Idioma. El francés es el idoma oficial en Tahiti y sus islas, y el tahitiano es la lengua más hablada por la población nativa de las islas. El inglés es igualmente hablado, especialmente en las áreas turísticas en las que, en ocasiones, encontraremos también personal que hable castellano, sobre todo en establecimientos de categorías superiores (4-5*)

Diferencia Horaria. Tahiti y sus islas están a 10 horas GMT, es decir, 12 horas en verano y 11 horas en invierno, en relación a España, 2 horas en relación a Estados Unidos, la costa Pacífico, 6 horas en relación a Santiago de Chile, 19 horas con respecto a Tokio y a Sydney y, 22 horas en relación a Auckland.

Clima. Tahití y sus islas se benefician de un clima tropical, llegando a cerca de ¡3.000 horas de sol al año en el archipiélago de las Tuamotu! El ambiente se mantiene siempre agradable por los vientos alisios del Pacífico, que soplan todo el año.

La temperatura media se sitúa en torno a los 27°C, mientras que el agua de las lagunas se estabiliza alrededor de los 26°C. Los archipiélagos del extremo Sur, que se encuentran más alejados del Ecuador, tienen temperaturas más frescas.

Moneda y Tarjetas de Crédito. Se aceptan : todas las divisas en curso legal, las tarjetas de crédito internacionales, los cheques de viajero (en algunos casos, se cobra una comisión de cambio). Los bancos internacionales de Tahiti, y de las islas más visitadas, (Banco de Tahiti, Banco de la Polinesia, Socredo) tienen una oficina de cambio. Los hoteles internacionales aseguran igualmente este servicio. Pero cuidado: algunos atolones e islas de las Australes y de Gambier están desprovistos de estos servicios.

En el Aeropuerto Internacional de Tahiti-Faa'a, dos oficinas de cambio (Banque de Polynésie y Banque Socredo) están abiertas en las horas de llegada y salida de los vuelos internacionales.

En Papeete, la oficina del puerto, en el paseo marítimo, está abierta de las 8:45 a las 16:45, de lunes a domingo. Cerrado el martes.

Electricidad. Corriente de 110 o 220 voltios (alternativo 60 amperios), según las islas y los tipos de alojamiento. Verificar antes todas las conexiones.

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